La Unión Europea ha decidido retrasar la publicación del Código de Buenas Prácticas en Inteligencia Artificial de propósito general, previsto para el 2 de mayo de 2025. Un movimiento que, lejos de ser una cuestión técnica, revela la pugna geopolítica por definir el modelo de gobernanza tecnológica del siglo XXI.
¿QUÉ ES EL CÓDIGO DE BUENAS PRÁCTICAS?
Este código forma parte de la nueva Ley de Inteligencia Artificial de la UE, el primer marco legal global diseñado para supervisar el desarrollo de la IA. Aunque no es vinculante, actúa como guía para asegurar que los sistemas más potentes —como ChatGPT o Gemini— respeten principios como la transparencia, la trazabilidad, la seguridad y los derechos fundamentales.
¿POR QUÉ SE HA RETRASADO?
El motivo oficial es la necesidad de ajustes técnicos. Pero el verdadero trasfondo es político y económico. Estados Unidos ha ejercido presión para evitar un código que limite la competitividad de sus empresas. Gigantes tecnológicos como Google, Meta y Microsoft consideran que ciertas exigencias del borrador —como publicar datasets o permitir auditorías— son excesivas. A esto se suma una falta de consenso interno en la UE entre países más exigentes, como España, y otros más conservadores.
¿QUÉ SE JUEGA EUROPA?
Europa se enfrenta a un dilema estratégico. Si no lidera la regulación de la IA con firmeza, pierde autoridad moral e influencia normativa. Pero si regula con excesiva lentitud o ambigüedad, arriesga su credibilidad y deja desprotegidos a ciudadanos y empresas ante los riesgos de una tecnología que ya está tomando decisiones con implicaciones sociales, económicas y legales.
TRES MODELOS DE IA EN PUGNA GLOBAL
Como plantea el pensador José María Lassalle, hoy compiten tres modelos de IA en el mundo:
– El modelo estadounidense, basado en el mercado y la innovación sin apenas regulación estatal.
– El modelo chino, de control estatal total y uso de la IA como herramienta de vigilancia.
– Y el modelo europeo, aún en construcción, que apuesta por una IA con derechos, ética y transparencia.
CONCLUSIÓN
El retraso del Código de Buenas Prácticas no es menor. Marca un punto de inflexión: o Europa define una IA al servicio de los ciudadanos, o quedará atrapada entre el algoritmo sin alma de Silicon Valley y el control digital sin libertad de Pekín.
El futuro no será de quien programe más rápido, sino de quien lo haga mejor. Y con principios.
Extracto del programa Mediodía COPE en Cantabria. Puedes escuchar el programa completo aquí.
